El Cuaderno de Anjara

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I. Prólogo: El hallazgo


En enero de 2023, un arqueólogo independiente llamado Gabriel Montero desapareció durante una expedición en la zona rural de Tixcacal, Yucatán. Lo último que dejó fue un mensaje de voz a su hermana:


“Si encuentras el cuaderno... no lo leas en voz alta. Quémalo. Que nadie repita sus palabras.”

Pocos días después, el cuaderno negro de piel humana, cubierto de símbolos prehispánicos, apareció entre los restos calcinados de su campamento. La policía cerró el caso como un accidente. Pero su hermana Lucía, convencida de que algo más ocurrió, decidió investigar.


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II. Introducción al Mal: Los primeros signos


Lucía llevó el cuaderno a su casa en Mérida. Aunque estaba desgastado, las páginas eran legibles. No contenía palabras modernas, solo fragmentos escritos en una mezcla de maya y náhuatl, con anotaciones en español hechas por Gabriel. A través de esas notas, reconstruyó una historia aterradora:


Un culto prehispánico secreto, conocido como "Los Hijos de Anjara", realizaba rituales prohibidos para poseer cuerpos vivos con las almas de los antiguos dioses del inframundo.

A medida que Lucía leía, comenzó a experimentar cosas:


  • Luces parpadeaban.
  • Voces la llamaban por su nombre desde habitaciones vacías.
  • Y cada noche, a las 3:33 AM, una figura alta y encapuchada aparecía al pie de su cama, solo para desvanecerse cuando encendía la luz.



III. Desarrollo: El Ritual de Ojos Vacíos


En una de las páginas centrales, Gabriel había dibujado el esquema de un ritual. Lo llamó: “La Ceremonia del Tercer Ojo”. Describía cómo abrir una “puerta” para hablar con Anjara, el espíritu ancestral de los poseídos. Advertía que al pronunciar las palabras clave, no sería la persona quien hablaba, sino su sombra.


Lucía, obsesionada por saber la verdad de lo que le ocurrió a su hermano, buscó a un lingüista experto que tradujo las palabras:



Yectlal Anjara, k'inam to'on. Ma' k'uchul u than. K'aj óolal tin wíinkil.
(Anjara viene en dolor. No es su voz la que llega. Mi cuerpo es su alegría.)

El traductor murió esa noche. Se arrojó del tercer piso de su casa. Su última frase fue:
“Ya no está en el cuaderno. Está en mí.”





IV. Clímax: El descenso


Lucía comenzó a perder días enteros. Soñaba que caminaba descalza por un templo enterrado bajo la tierra, con paredes de obsidiana y altares aún manchados de sangre seca. Voces le hablaban desde todos lados, en un idioma que ya entendía.


Una noche, se grabó mientras dormía.


En el video, a las 3:33 AM exactas, se levantó de la cama, se colocó frente al espejo, y con los ojos completamente blancos, dijo en voz baja:



“Soy la lengua. Él ve a través de mí.”

Al amanecer, tenía marcas circulares en los brazos y símbolos tallados en la piel del pecho. No recordaba nada.




V. Desenlace: La ceremonia final


En un intento desesperado, fue al campamento donde desapareció Gabriel. Acompañada de dos investigadores y un chamán local, realizó un ritual de cierre. Pero al iniciar la ceremonia, el chamán se desangró por los ojos y cayó muerto. Uno de los acompañantes comenzó a reír con voz doble, gutural.


Lucía abrió el cuaderno y lo arrojó al fuego, pero las llamas se apagaron solas.


Entonces, una figura emergió del bosque. Medía casi tres metros. No tenía rostro, solo una boca vertical que se abría de arriba abajo. A su paso, la tierra ennegrecía.


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Lucía gritó, pero ya no tenía voz. Su sombra no imitaba sus movimientos.


Solo una cámara quedó grabando. En el video final, se ve a Lucía arrastrándose hacia el altar, hablando en idiomas imposibles, antes de que todo se vuelva negro. Al final, se escucha:



“Ahora Anjara tiene dos lenguas.”



Epílogo: El foro maldito


Una semana después, el video fue subido por error a un foro de ocultismo. Todos los usuarios que lo vieron reportaron pesadillas compartidas, alucinaciones y, en algunos casos, autolesiones.


El cuaderno nunca fue encontrado.


Pero cada tanto, aparece un perfil nuevo en ese foro, con una sola publicación, siempre en la madrugada, y siempre con el mismo texto:



“El cuaderno está abierto otra vez. ¿Quieres leer?”
 
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